MASACRE DE NAPALPÍ
"Historia un genocidio indígena"
Por: Víctor Raúl Ramírez
Por: Víctor Raúl Ramírez
Según el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano: «Los barcos negreros no cruzan el océano. Ahora los traficantes de esclavos operan desde el Ministerio de Trabajo con salarios africanos y precios europeos». Nos remontamos a 1912 en tierras argentinas, año en el que el partido radical al mando de Hipólito Yrigoyen ganaba las elecciones. Este partido siguió la misma mecánica que los gobiernos anteriores estaban utilizando para la eliminación y sometimiento de los pueblos originarios con el único objetivo de explotar económicamente sus tierras y obtener mano de obra barata: las denominadas campañas. En un inicio las comunidades trataron de defenderse, pero no pudieron hacer nada ante los rifles y cañones del Estado; solo era cuestión de tiempo para que el gobierno administrara todo el territorio del Chaco. Las comunidades fueron ubicadas en reducciones donde trabajaban, vivían y morían. Una de estas, el escenario de los hechos, fue la Reducción Aborigen de Napalpí, una comunidad de indígena de moqoit y qom, que fue creada en 1913 para la extracción del oro blanco (algodón).
Con el pasar de los años esta reducción fue en declive, ya que el cultivo algodonero ya no era sustentable, puesto que las exportaciones habían caído por la competencia externa. Los terratenientes para obtener más ganancias incrementaron las jornadas a 12 y 14 horas, aumentaron los precios de los alimentos, establecieron impuestos abusivos, recortaron los míseros sueldos y ni mencionar las pésimas condiciones laborales en las que mantuvieron a sus trabajadores. Toda esta explotación se realizaba a vista y paciencia del gobernador Fernando Centeno, acérrimo al partido radical, que compinchaba con los terratenientes para la opresión de las comunidades. Como consecuencia, en 1924 los indígenas de la reducción de Napalpí realizaron una huelga pacífica para dialogar con el gobernador y los terratenientes; lo único que buscaban era obtener un justo salario y mejores condiciones laborales. Si bien un sector de los indígenas, denominados malones, llevó a cabo saqueos y destrucción de chacras, este fue reducido. Ello no impidió que estos hechos fuesen agigantados por los diarios con el objetivo de difundir el miedo a los terratenientes y presionar al gobierno en la toma de decisiones.
En medio de las negociaciones entre los indígenas y el gobernador Fernando Centeno, el Estado Nacional decidió organizar un ataque masivo en la zona donde se habían concentrado los grupos indígenas que estaban reclamando mejores condiciones de vida. El comisario en ese entonces, Sáenz Loza, estuvo a cargo de las fuerzas policiales de Napalpí, en la mañana del 19 de julio de 1924, en la que las fuerzas del Estado persiguieron, torturaron y mataron a la población indígena. Ese día se perdió la vida aproximadamente de 400 a 500 personas entre hombres, mujeres, niños y ancianos, lo que constituía entre el 70% y el 80% de los pobladores de la Reducción Aborigen de Napalpí (BBC, 2022). No obstante, nunca se sabrá la cifra total de fallecidos, ya que la persecución se prolongó por 3 meses más.
En una carta que envió Enrique Lynch Arribálzaga al congreso de la República de Argentina expresó lo siguiente:
«La matanza de indios por la policía del Chaco continúa en Napalpí y sus alrededores. Parece que los criminales se hubieran propuesto eliminar a todos los que se hallaron presentes en la carnicería del 19 de julio (...), para que no puedan servir de testigos» (El País, 2022).
En el 2008 el Estado del Chaco pidió perdón a los pueblos originarios por lo ocurrido en Napalpí. El fiscal argentino Diego Vigay tomó el caso y obtuvo el apoyo oficial para la instrucción de un juicio de la verdad, el primero referido a una matanza indígena. «El objetivo es que las víctimas tengan derecho a la verdad, como establece la Corte Interamericana de Derechos Humanos para delitos de lesa humanidad. Es además un aporte a la no repetición y a una sentencia que imponga medidas de reparación simbólica», expresó (El País, 2022). Ya que ha transcurrido casi 100 años desde la masacre, actualmente solo se han encontrado 5 testigos oculares –indígenas- que cuentan con una edad aproximada de 114 años como el caso de Rosa Grilo, quien estuvo en el lugar de los hechos y vio morir a su familia cuando tan solo tenía 12 años. Por su parte, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación destacó que se trata del «primer juicio de la historia argentina que investigará una masacre contra pueblos indígenas» (BBC, 2022).
Hoy nosotros debemos de recordar esta historia, la historia de hombres y mujeres que vivieron, sintieron, creyeron, lucharon y murieron por la lucha de sus derechos laborales, por la lucha a ser tratados como seres humanos y no como animales. No habrá justicia para la comunidad de Napalpí, los culpables ya están muertos. Al Estado Argentino solo le queda dar condecoraciones, placas y flores; más no puede hacer. Si bien no podemos cambiar el pasado, tenemos la opción de aprender de él y así evitar repetirlo.
Referencias
Rivas, F. (19 de abril de 2022). Argentina se sumerge en la muerte de 500 indígenas en la masacre de Napalpí. ElPaís. https://elpais.com/.../argentina-se-sumerge-en-la-memoria....
Smink, V. (24 de abril de 2022). Qué fue la Masacre de Napalpí y por qué la justicia argentina realiza un juicio tras casi 100 años. BBC News.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-61170155.