EL Género: el arma envenenada que debilita la lucha de la mujer
Por Miguel Mendoza* 03 de mayo del 2025
Por Miguel Mendoza* 03 de mayo del 2025
I. Introducción
El enemigo de las feministas era el patriarcado. Ahora, es la heterosexualidad. La galaxia LGTBI, en un giro antirrealista, ha llevado sus teorías demasiado lejos, más allá de la naturaleza (Adriana Cavarero, 2024)
En los últimos años, el concepto de «género» ha tenido un desarrollo exponencial: estereotipo de género, perspectiva (enfoque) de género, rol de género, violencia de género, igualdad de género, conciencia de género, equidad de género, identidad de género y más. Pero, ¿es el género un concepto útil o es una falacia conceptual que socava, incluso, los propios cimientos del feminismo? Resulta interesante observar que las críticas al concepto de género y sus derivaciones también resuenan dentro del feminismo, específicamente entre las feministas radicales, quienes se denominan así porque buscan llegar a la raíz de los problemas y no por ser extremistas.
Por lo expuesto, plantearé brevemente las principales críticas al concepto de género desde una perspectiva filosófica. Se argumentará que la noción de género no solo es innecesaria, confusa y equivocada, sino que su uso excesivo ha funcionado como ariete ideológico contra la integridad de las propias mujeres. En consecuencia, la idea principal que sostengo es la abolición del género.
II. Desarrollo
La palabra «género» fue acuñada por el psicólogo John Money, quien, en 1955 propuso que la crianza determina si un individuo será masculino o femenino, independientemente del aspecto. Posteriormente, en 1968, el sociólogo Robert Stoller, introdujo el concepto de « identidad de género». Luego, en 1970, Kate Millet en su obra Política Sexual, indicó que «sexo» se refería a los componentes biológicos, mientras que «género» aludía a fenómenos psicológicos (como fantasías y afectos). Millet afirmó: «Al dejarse guiar por las aspiraciones que la cultura atribuye a su género, el niño se siente inducido a ser agresivo, mientras que la niña tiende a coartarlos».
Como señala la filósofa Gloria Comesaña, al emplear la palabra «género» de esta manera, Millet no niega la referencia biológica, ya que los términos «niño» o «niña» designan a un Homo sapiens en desarrollo, inmerso en una cultura que fomenta «caprichosamente» conductas consideradas «determinantemente masculinas». Incluso, Comesaña sostiene que, si leemos —sin los «lentes queer deformadores»— la famosa frase de Beauvoir «no se nace mujer, se llega a serlo», veremos que la filósofa francesa criticaba la forma en que las sociedades dictan, de manera arbitraria, lo que significa ser femenina y, en última instancia, el comportamiento apropiado para ser reconocida y valorada como mujer.
De esta forma, Alicia Puleo, en Lo personal es político, reconoce que el concepto de género se introdujo para distinguir entre los aspectos socioculturales construidos y los innatos y biológicos. Su función no era meramente descriptiva, sino fundamentalmente crítica, pues estaba destinada a facilitar la desarticulación de relaciones ilegítimas de poder. Asimismo, Genevieve Frasse, en Los excesos del género, sostiene que el género no se ocupa de estudiar las diferencias entre sexos con fines descriptivos o antropológicos, sino que fomenta el cuestionamiento de un orden sexual jerárquico, motor de desigualdades. Por último, Cristina Molina, en Género y poder desde sus metáforas, defiende que no se debe ontologizar el género convirtiéndolo en una identidad (identidad de género) y, ante tal confusión, resulta preferible eliminar la marca de género.
El principal problema de ontologizar el género es que legitima la participación en competencias deportivas femeninas de un varón que se identifica con el género de «mujer». En ese sentido, la filósofa Susan Haack indicó que no tendría sentido hablar de un aspecto femenino sin que exista la base material que lo sustente, es decir, cada mujer como individuo diferenciado.
Por otro lado, supongamos que volvemos al significado original de «género»: uno de los problemas sería que una mujer que es madre y ambiciosa podría ser catalogada como menos femenina, ya que, pese a identificarse con «roles masculinos» (ambición), entraría en contradicción con su rol biológico, del que no puede escapar. Judith Butler en El género en disputa comentó sobre este dilema, señalando que el planteamiento dualista de sexo/género como naturaleza/cultura resulta reductivo y simplista, y sirve para mantener incuestionables las ideas relativas al sexo, las cuales, al ser consideradas «naturales», se presentan como necesarias y esenciales.
¿Radica, entonces, el problema en que las sociedades idealizan un tipo específico de cuerpo y comportamiento para cada sexo? Propongo analizar un caso ejemplar: el caso BJ 581, conocido como «el Guerrero de Birka». En 1878 se descubrió una tumba vikinga en Birka, descrita como «excepcionalmente bien amueblada y completa», ya que en ella se hallaron una espada, un hacha, una lanza, armaduras, flechas perforadoras, cuchillos de batalla, dos escudos y dos caballos. Es decir, no se trataba solo de un hombre guerrero, sino que representaba «el guerrero vikingo» por antonomasia. En 1970 se realizó un análisis osteológico de los huesos pélvicos y de la mandíbula, y se empezó a teorizar que «el guerrero» era, en realidad, «la guerrera». Tras mucha controversia, en 2017 un estudio de ADN reveló que «el guerrero de Birka» poseía dos cromosomas X, es decir, era una mujer. ¿Cuál fue el error? Asumir que las armas se diseñan específicamente para varones.
III. Conclusiones
De esta manera, entendemos que una mujer no es menos femenina por carecer de un cuerpo escultural, ser ambiciosa o usar armas. De igual forma, un hombre no deja de ser hombre o es menor hombre por llevar el cabello largo o usar una camisa rosa. Por ello, el género sirve para denunciar la estandarización de características arbitrarias. Además, si profundizamos en la realidad biológica, comprenderemos que, dentro de un rango determinado, existen diversos tipos de cuerpos y comportamientos. El género, que en un principio nació como una categoría útil, hoy, como señala Comesaña, se ha transformado en un recurso al servicio de intereses políticos y económicos, en detrimento de las mujeres. Por ello, es preferible abandonar la noción de género y retornar a las bases biológicas objetivas, evitando así caer en el espejismo posmoderno de la autoidentificación sin límites.
IV. Bibliografía
Comesaña Santalices, G. M. (1994). En torno al concepto; de género. Revista de Filosofía, 11(20), 111–120. https://produccioncientificaluz.org/index.php/filosofia/article/view/17887
Comesaña Santalices, G. M. (2023). La nefasta ideología de género. Revista de Filosofía, 40(103), 12–39. https://doi.org/10.5281/ZENODO.7556038
Domínguez, Í. (2024, noviembre 24). Adriana Cavarero, filósofa: “El enemigo de las feministas era el patriarcado. Para una parte, hoy, es la heterosexualidad”. Ediciones EL PAÍS S.L. https://elpais.com/ideas/2024-11-24/adriana-cavarero-filosofa-el-enemigo-de-las-feministasera-el-patriarcado-para-una-parte-hoy-es-la-heterosexualidad.html
García-Granero, M. (2017). Deshacer el sexo. Más allá del binarismo varón-mujer. Dilemata, 25, 253–263. https://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/412000146
Murguialday, C. (2006). Género. Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo.
https://www.dicc.hegoa.ehu.eus/listar/mostrar/108.htm
Orellano, C. (2024). ¿“Feminismo razonable” o “nuevo cinismo”? Encuentros y desencuentros entre Judith Butler y Susan Haack. Estudios de filosofía, 22, 11–43. https://doi.org/10.18800/estudiosdefilosofia.202401.001
Trowelblazers. (2023, enero 18). The Birka warrior of grave BJ 581 – how archaeology erases female narratives. Trowelblazers - Pioneering Women in Archaeology, Palaeontology and Geology — Past & Present. https://trowelblazers.com/2023/01/18/the-birka-warrior-of-gravebj-581-how-archaeology-erases-female-narratives/
*Lic. En Derecho. Mtra. En Relaciones Internacionales por la Universidad de Turín. Miembro del Frente Crítico Universitario (FCU). Redactor en el FCU.
**Frente Crítico Universitario podrá no estar de acuerdo con muchas de las posturas de sus redactores, pero defenderá el derecho a la libertad de expresión de cualquier persona que decida publicar con nosotros, aún si estas son críticas a nuestra organización.